A mí me encanta leer. Seguramente como a muchos de ustedes, ya sean traductores o intérpretes o no. Soy una lectora empedernida. Sin embargo, desde que estudio la traducción y dedico gran parte de mis pensamientos a ella, algo ha cambiado. Mi forma de leer ha experimentado un cambio tan paulatino que casi no me he dado cuenta de que las palabras que se amontonan en los libros han pasado de ser meras palabras dispuestas a ser disfrutadas, a ser una una sopa de letras en la que uno pasa a ser el leído y no el lector. Evidentemente, esto me ocurre más a menudo con las lenguas de las que no soy nativa. Esa es una de las principales características, que, en mi lengua materna, el nivel de disfrute de la lectura es mayor. Posiblemente sea debido a que estoy más acostumbrada a traducir hacia mi lengua materna y, por tanto, activo antes ese instinto.
¿Qué me dicen, camaradas? ¿Hay algún otro que también se sienta más leído que lector?
¡Muchas gracias por leerme y hasta la próxima entrada!
Paula