Vale, soy traductora freelance. Tengo un par de clientes fijos y muchas ganas de seguir trabajando y viviendo de esta pasión loca a la que llamamos traducción. Pero, ¿y ahora qué?
Está de más decir que, por mucho que uno viva en el país de las maravillas de Alicia, el trabajo no se acumula en la bandeja de entrada de nuestro correo electrónico así, porque sí. Una de las condiciones de trabajo el día que uno decidió lanzarse al mundo de los autónomos era que aceptábamos el hecho de que, a partir de ese momento, el freelance es un ser mutado y reconvertido en máquina multitarea. El freelance es traductor, es corrector, es responsable de marketing, es responsable de ventas, es contable, es jefe de proyecto y es, sin duda, jefe de estrategia comercial. Si cualquiera de estos profesionales aunados en un sólo ser viviente se duerme en los laureles, el trabajo de todos los demás se va al garete.
No hay traductor en este mundo que no conozca las agencias de traducción. Eso es un hecho. Las agencias de traducción sirven de intermediario entre el cliente y el traductor y ofrecen unas tarifas que, en la mayoría de los casos, son inferiores a las que el traductor aplicaría si el contacto con el cliente fuese directo. Claro está, las agencias de traducción hacen un trabajo de prospección de clientes y de marketing que pocos autónomos podrían igualar.
Como es normal, existen traductores que consideran que las agencias de traducción son el diablo vestido de Prada, mientras que otros creen que las agencias de traducción son una buena manera de estar en contacto con otros profesionales y de asegurarse una cantidad de trabajo razonable mensualmente. En mi caso, me posiciono muy cerca de la segunda.
Cada agencia de traducción tiene, al igual que cualquier empresa, sus condiciones y sus requisitos. A algunas, llegamos como becarios, para luego quedarnos y seguir trabajando con ellos, ya sea físicamente o
desde casa. A otras, llegamos por medio de un formulario electrónico, en el que introducimos nuestro currículo y esperamos respuesta. En la mayoría de las ocasiones, la respuesta viene de la mano de un test de traducción. Y aquí es donde muchos traductores entran en un debate inconcluso. Los tests de traducción son muy usuales entre las agencias, es una manera de seleccionar a los mejores o de asegurarse la calidad de futuras traducciones. Algo que considero totalmente normal en términos comerciales.
Otro aspecto que puede hacer chirriar los dientes en algunas casas de traductores es el hecho de que algunas agencias imponen a sus traductores el uso de TRADOS, esa herramienta que tantos odian y tantos adoran. Hemos de aceptar que si existe y si algunos clientes lo piden expresamente, no nos queda más que convivir con ella y aprender a aceptarla en nuestro entorno virtual. Por más que me pese a veces…
Por otro lado, nos encontramos de frente con otros temores que tienen más que ver con la confianza y con los pasados errores de muchas agencias en cuento a pagos y retrasos. Muchos traductores aseguran tenerle tirria a las agencias de traducción porque, en algún momento de su vida profesional, una agencia se negó a pagar una gran suma y tuvieron que emprender acciones legales para reclamar algo que va más allá de lo lógico.
Soy una fiel defensora de las agencias de traducción por un una razón muy simple: la traducción tiene que tener, en este mundo ya de por sí globalizado, una cara y una voz corporativa. Tan válido es el freelance que decide trabajar con clientes particulares como el que decide que su manera de trabajar se asemeja más a la dinámica que ofrece una agencia de traducción. La presencia corporativa nos ayuda a ser más visibles. No todos los gatos son pardos y no todas las agencias de traducción visten de Trados.
¡Gracias por leerme y hasta la próxima entrada !
Paula
Muy bueno el articulo Paula! Y es verdad: las agencias visten de Trados! Y tambien es verdad que los traductores tenemos que hacer de todo: marketing, seo, blog, revision, traduccion etc
Saludos,
Sp Traducciones
¡Muchas gracias Sheila! Me alegro de que te haya gustado 🙂
Un saludo,
Paula
Una y otra vez me pregunto por qué Trados. Soy traductora, no informática.
Una y otra vez me pregunto: por qué Trados. Soy traductora, no especialista en software, informática o qué sé yo. ¿Alguien puede explicarme por qué Trados?
¡Hola Ana!
En primer lugar gracias por leerme y, en segundo, yo también me lo pregunto. Aunque poco a poco me voy acostumbrando a estas herramientas 🙂 ¡todo es ponerse!
Un saludo,
Paula
La pregunta que yo me hago siempre ante la exigencia de Trados es: ¿cómo esperan las agencias que me haya comprado Trados y sepa utilizarlo antes de pedirles trabajo, con lo que cuesta? No me lo puedo permitir nada más acabar la carrera.
Buena entrada, Paula. Estoy totalmente de acuerdo contigo, creo que las agencias, si «se portan bien», son necesarias y buenas para nosotros. Lamentablemente, no siempre es así y, aunque he tenido suerte, hay mucha morralla suelta.
Un saludo,
Luis Daniel
Gracias Luis Daniel, me alegro de que te haya gustado la entrada.
Te doy la razón, no todas se comportan como deberían. Pero otras sí que tienen buena fe, confiemos en una utopía traductoril en el futuro 🙂
Un saludo,
Paula